AL PUEBLO DE DIOS EN BOLIVIA: NO SE DEJEN ENGAÑAR

AL PUEBLO DE DIOS EN BOLIVIA: NO SE DEJEN ENGAÑAR

“Padre que todos sean Uno” (Jn 17,21)

La Secretaría de la Conferencia Episcopal Boliviana alerta a los católicos y

población en general acerca de la autodenominada “iglesia católica apostólica

nacional boliviana”, que opera sobre todo en algunas diócesis de Bolivia.

Siempre desde el respeto a las personas, nos vemos obligados a aclarar que

este grupo tiene como líder a Richard Lipacho Zambrana, que fue sacerdote

católico, a quien la Santa Sede decidió dimitir del estado clerical el 24 de

Septiembre del año 2012. Para la Iglesia Católica un sacerdote dimitido del

estado clerical por el Papa es a todos los efectos, un laico, por lo que no puede

presidir sacramentos ni realizar acciones reservadas a los ministros de la

Iglesia. Pero esta persona se presenta y actúa como obispo católico, sin haber

sido elegido por el Santo Padre.

Forman parte del grupo otros sacerdotes dimitidos que son por tanto, laicos.

También sacerdotes suspendidos por sus respectivos obispos que no gozan del

permiso para presidir celebración alguna y, por último, ex seminaristas que han

sido ordenados diáconos o presbíteros de forma inválida, en simulacros de

celebraciones, quienes, por tanto, no celebran sacramentos válidos.

Un sacerdote es dimitido o suspendido en la Iglesia Católica, o bien a petición

del sacerdote o, en la mayoría de los casos, porque se han evidenciado graves

irregularidades cometidas en el ejercicio de su ministerio. Continuar celebrando

en esas condiciones supone una grave falta de simulación de los sacramentos

de la Iglesia y una instrumentalización de la buena fe de las personas, aspectos

que estamos en la obligación moral de denunciar.

Llamamos al Pueblo de Dios en Bolivia a acudir a sus Parroquias, conocer a

sus pastores legítimos y vivir relaciones de participación activa y comunión con

la Iglesia Católica, así como pedir información en sus respectivos obispados

cuando haya dudas sobre la identidad de un sacerdote.

 

Recordamos que los sacramentos son “de la Iglesia” en el doble sentido de que

existen “por ella” y “para ella”. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1118). Por

tanto son de la Iglesia entera y no pueden celebrarse al margen de la

comunión con la Iglesia.

 

Alertamos a todos que los miembros de este grupo no están en comunión con

la Iglesia Católica, ya que las celebraciones que realizan no gozan de la

aprobación del Papa Francisco y de los Obispos, Sucesores de los Apóstoles.

La falta de comunión es una condición tan grave que San Pablo en la Primera

carta a los Corintios llega a decir: “Que cada uno examine su conciencia antes

de comer del pan y beber de la copa. De otra manera come y bebe su propia

condenación al no reconocer el Cuerpo” (11, 28-29). Es la Iglesia entera la que

celebra, por lo que la inexistencia de comunión con la Iglesia invalida lo que se

celebra.

Además, los miembros de este grupo no pueden extender certificados válidos

de los supuestos sacramentos que realizan, ya que no los celebran en una

parroquia oficialmente erigida. Las firmas de los celebrantes no pueden ser

reconocidas por la Iglesia Católica, ya que no son sacerdotes católicos

legítimos. No se dejen engañar. Este grupo ha repartido numerosas tarjetas

ofreciendo celebraciones de supuestos sacramentos.

Debemos evitar que algo tan grande y divino como los Sacramentos de la

Iglesia, a través de los cuales se nos dan las gracias de Dios, sean

instrumentalizados para el lucro de personas y grupos, que actúan

fraudulentamente buscando intereses particulares.

Afirmamos con toda claridad y contundencia que quien conoce la identidad de

este grupo y, a pesar de ello, participa en cualquiera de sus actos, dejándose

llevar tal vez por la comodidad, las ventajas de tipo particular, la ausencia de

exigencias o cierta ingenuidad, perjudica gravemente la comunión con el

Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, colabora a la división y contradice el deseo

de Cristo: “Padre que todos sean Uno”, (Jn 17,21) por lo que incurre en una

grave falta.

Dios bendiga a nuestra Iglesia y la Virgen María la proteja.

Secretaría General

Conferencia Episcopal Boliviana

La Paz, 11 de agosto de 2016